sábado, 14 de enero de 2017

Leadville LT100: "I commit! I won´t quit!" (2016)


La gran carrera de 2016, tras ser afortunado en la lotería que hay para conseguir plaza junto a mi hermano Carlos, fue la mítica y legendaria Leadville LT100.


La preparación durante 2016 fue muy aceptable, con buenos tiempos en cuatro ultras (Bel Monte Endurance Race 50 miles, Ultra Trail de Barcelona 100K, Gran Trail de Courmayeur 90K y Süntel Trail 50K), y una lesión grave que me tuvo parado todo el mes de mayo.

El viaje lo preparamos con tiempo ya que es muy difícil encontrar alojamiento, finalmente Carlos y yo nos alojamos en una habitación en casa de una familia lugareña a través de Airbnb. Nuestros vuelos llegaban a Denver y desde allí alquilamos un coche para llegar a Leadville.

Durante los días de aclimatación ya en Leadville preparamos una crónica pre-carrera para “Carreras de Montaña”, aquí el enlace a la crónica, donde describimos un poco las sensaciones y lo que nos espera.

Han pasado 5 dias en Leadville y parece que nos hemos acostumbrado a la altitud, al menos no tenemos dolor de cabeza. Además hemos hecho 4 días antes de la carrera, y como excursión de montaña, la subida de Twin Lakes a Hope Pass para reconocer el terreno y ayudar a aclimatarnos. También otra excursión por el Colorado Trail donde estuvimos varias horas a 3500m sin mayores problemas.

 Carlos y Lorenzo en Hope Pass summit, 4 días antes de la carrera LT100


Eso sí, cuando salimos a trotar un par de veces por Leadville, notamos que nuestro ritmo "cómodo" es ahora más lento, estamos más agitados. Esto nos avisa de lo que pasará en carrera. Hay que correr con cabeza.

El viernes 19 asistimos al briefing obligatorio donde Ken Chlouber (el fundador de la carrera) y su equipo nos actualizan con la previsión del tiempo, nos avisan de los peligros médicos de la carrera y Ken nos arenga con sus frases famosas y nos hace levantarnos del asiento para hacer una promesa: "I commit! I won´t quit!".
Carlos y Lorenzo en la recogida de dorsales con Tim Olson, recordman de la Western States Endurance Run

Por la tarde llevamos al punto de recogida las bolsas con nuestro material de apoyo que encontraremos en los avituallamientos que hemos decidido en nuestra estrategia. En este caso, una en Fish Hatchery (milla 24 y 76), otra en Twin Lakes (milla 39.5 y 60.5), y por si acaso, una bolsa con unos pocos articulos en Winfield (milla 50), mitad de carrera.

Llega el sábado, el despertador suena a las 2am. Los nervios no permiten dormir mucho de todas formas. Todo preparado. Atrás quedan esos largos entrenamientos. Esa colaboración en casa, sin el apoyo de nuestras mujeres sería imposible llegar aquí. Esas lesiones, esos masajes recuperadores, esos tratamientos mágicos en la Clínica Fisiolab, nuestro gran aliado en los problemas físicos, sin duda un acierto si vives en Madrid.  Tras desayunar vamos andando a la salida en el centro de Leadville junto con otros dos corredores que se alojan donde nosotros y con quien hicimos amistad. Hace frío, 3 grados. Un montón de frontales alumbran mientras la gente intenta no estar quieta. Dan las 4am, pistoletazo y empieza la carrera!

 Carlos y Lorenzo con nuestros compañeros de alojamiento y aventura, Stephan y Casey, antes de la salida


Intentamos coger nuestro ritmo, hay mucha gente y la falta de oxígeno agita nuestra respiración. Nos lleva unos kilómetros encontrarnos cómodos. Afortunadamente el terreno no es muy exigente. Es carretera y, en general, tiende hacia abajo. Además el ambiente nos impulsa. Le digo a mi hermano Carlos que afloje un poco, no porque no podamos ir a ese ritmo cómodamente, sino porque hay que reservar fuerzas.

Entramos en un camino estrecho que bordea el lago Turquoise, la temperatura aun baja más y pasan más de dos horas hasta que empieza a amanecer. Ese tramo lo hacemos con frontal y hay que tener mucho cuidado con las raíces de los árboles para no retorcerse un tobillo.
Llegamos al primer avituallamiento, May Queen Aid Station (milla 13.5), tras 2h 7min . Nos encontramos bien. Empieza a amanecer y apagamos los frontales. Parece que hace aún más frío. Rellenamos bidones, comemos algo y continuamos. La salida del avituallamiento es especial, Carlos me dice que se emociona y todo, sólo los yanquis viven estas cosas de esa manera…con todo el frío y el madrugón (aún menos de las 7a.m.) la gente se sienta a ambos lados del camino, incluso con tiendas de campaña, toman su café caliente envueltos en mantas y no paran de animar a los corredores, pancartas incluídas. Me recuerda a un ascenso mítico del Tour de Francia. Sólo con eso merece la pena haber venido!




Desde May Queen empieza una subida larga a Sugar Loaf. Primero un tramo de bosque con algunos sube-bajas y luego una pista y un camino por donde sube un 4x4. Habíamos leído tantas cosas de la dureza de la subida a Sugar Loaf que estábamos con miedo, pero la verdad que no resultó para tanto. Ya sea porque aún había fuerzas en esa parte, o porque las durezas de las carreras en América son distintas a las europeas, pero fue agradable. También es verdad que fuimos andando la mayor parte, incluso cuando en una carrera más corta, es una subida poco técnica y tendida que invita claramente a correr.

Desde Sugar Loaf Pass (11071ft, milla 18), empieza la famosa bajada de Powerline (el tendido eléctrico). Sale en los vídeos y las típicas fotos de la carrera así que nos paramos a hacer una foto y un vídeo. Nos encontramos bien y viviendo cada momento a tope, es increíble estar en las Montañas Rocosas y en la famosa carrera de Leadville!

La famosa cuesta de Powerline

Llegamos a Fish Hatchery (milla 24 o Km 40) tras 4h 25min, primer avituallamiento grande donde habíamos dejado una bolsa con ropa, así que nos cambiamos la camiseta, nos secamos, comemos, disfrutamos el ambiente de los espectadores/fans, y seguimos en marcha. A partir de este momento los espectadores, que muchos son familiares y se repiten en cada punto, nos identifican como “los gemelos”, y así quedará ya hasta final de carrera. Aparte de nuestro parecido, vestimos una buena parte de la carrera con la misma ropa, con lo que era fácil identificarnos.


La gran recta que llega a Fish Hatchery, ¿quién no reconoce a Anton Krupicka corriendo este tramo?

Salimos de Fish Hatchery motivados. El ritmo es muy bueno. Se van notando los Km en las piernas tras varias horas, pero el ambiente nos lanza. A partir de ahí hay una zona de llaneo, tanto por carretera como camino, donde  la gente que puede trota (como nosotros), pero otros ya andan más que corren. Vamos adelantando gente y hablando de nuestras cosas y se pasan los Kms. Nos adentramos en zona boscosa. Una pequeña subida y a llanear por una cómoda pista. Hay que aprovechar a correr lo que podamos, eso marcará la diferencia entre llegar a tiempo o pasarlo mal.

Llegamos al avituallamiento de Half Pipe (milla 31) tras 5h 26min, repostaje de comida y bebida. Ahí ya tenemos la cabeza en la importantísima parada de Twin Lakes, ya casi lo tenemos! Pero antes toca una subida por el bosque un poco más larga de lo pensábamos, quizá eran las ganas de llegar. Sufrimos un poco y nos juntamos a un grupito de gente. La bajada a Twin Lakes desde el mini-avituallamiento de Mont Elbert (milla 36.5) es bastante vertiginosa, un camino estrecho con raíces que saltamos estando en pelotón, lo que ayuda para mantener un ritmo. Ya vemos la siguiente parada! Antes nos saludamos con Ramón Sánchez, el otro español que corría este año 2016 en Leadville. Venía recuperándose de unos calambres anteriores y, a la larga, se confirmaría la recuperación con un gran tramo para él entre Twin Lakes, Winfield y vuelta.

Tratamiento de herida en avituallamiento de Twin Lakes

En Twin Lakes (milla 39,5), donde llegamos tras 7h 17min, Carlos pasa por el botiquín. Tiene sangre en una herida en los dedos del pie y hay que curarlo si se quiere acabar esta carrera, no se puede subestimar. En este punto hemos decidido cambiar las zapatillas. Hasta ahora corrimos con las New Balance 1210 V1/V3 Leadville, idóneas para los tramos corribles que pasamos, pero ahora hay que cruzar un río, mojarse los pies, y afrontar la subida y bajada (en los dos sentidos) más dura de la carrera. Queremos dejar las NB Leadville secas y volver a ponerlas a la vuelta. También cogemos los bastones en ese punto.

Salimos frescos de allí, de nuevo nos reconoce bastante gente como “los gemelos”. La subida que afrontamos ahora afortunadamente no nos pillaba de nuevas porque la hicimos 4 días antes durante el periodo de aclimatación. Fue una decisión muy acertada. Tras cruzar el helador río empezamos la subida a Hope Pass con un gracioso cartel del sponsor New Balance que decía “Let the drama for the llama”. 



Paso del río glaciar Lake Creek
 
Vamos subiendo tranquilamente, sin prisa. Esta subida no puede ser de otra manera porque, además del cansancio, tiene 1000m de desnivel y llega hasta 3900m. La falta de oxígeno se nota a medida que asciendes, te mareas un poco y hay que parar a coger aire. Suena peor de lo que es, pero es dura, eso seguro.

Un rato antes de llegar a la cima está el bendito avituallamiento de Hope Pass (11836ft, milla 44,5), donde pasamos tras 9h 55min. No tiene muchas cosas, ya que no es un sitio muy accesible. De hecho, para portar el avituallamiento utilizan las famosas llamas. Vemos allí 20 llamas o más, y por supuesto nos sacamos una foto, qué curioso! Recuperamos fuerzas, ya que nos sentíamos muy débiles tras la subida. Lo suficiente para llegar más enteros a la cima de Hope Pass (12600ft) y coger con ilusión la tremenda bajada a Winfield. El paisaje al otro lado de la cima es diferente, más verde, pero igual de impresionante. Recuerda a los paisajes de las pelis!

 Las famosas llamas de Hope Pass: "Let the Drama for the Llama"


Antes de llegar a las llamas nos cruzamos con el líder de carrera, Max King, muy destacado. Un joven que, para nuestra sorpresa, acabaría en 9ª posición. 25 minutos más tarde pasaba Ian Sharman, más sonriente y saludando a los mortales que aún estábamos sufriendo en la subida. Para cuando llegamos a Hope Pass nos habíamos cruzado con 3 corredores sólo.

El tramo Hope Pass – Winfield es agónico. Estás destrozado de la paliza de haber subido a Hope Pass y piensas que es una corta y dulce bajada hasta la milla 50, pero no. La bajada es un zig-zag muy vertical que deja las rodillas machacadas, y no permite correr mucho al cruzarse con la mayoría de corredores. Además, una vez finalizada esa zona empieza un sube-baja por una zona de bosque que pica para arriba y que acaba de machacarte psicológicamente…donde demonios está Winfield!? Unas dos horas y pico tardamos en ese tramo.



 En Winfield, milla 50


Tras 11h17min estamos en Winfield, milla 50, con la pila totalmente gastada. Hay que recargarla. Estamos allí 30 minutos, bastante tiempo comparado con otros corredores, pero para nosotros lo necesario para afrontar lo que nos queda. En Winfield teníamos otra mochila con cosas “por si acaso”, y viendo el calor que hizo desde Twin Lakes, decidimos refrescarnos y cambiar ropa y calcetines.

Salimos de allí poco a poco tras unas 11h 45min horas desde la salida. Vagamente pienso que si tardásemos 13h15m a la vuelta haríamos un sub-25 y tendríamos una hebilla especial, pero los resultados de años anteriores decían que íbamos con poco margen para esa hazaña.



 Saliendo de Winfield tras 30 minutos, con las pilas recargadas


Esta subida desde Winfield a Hope Pass nos resulta, sorprendentemente y a pesar de ser más vertical, más llevadera que por el otro lado, dentro del calvario que vivíamos. Por un lado ya sabíamos lo que había, y por otro nos la tomamos como una subida de montaña clásica de tantas que hicimos en los Picos de Europa, a un ritmo lento pero constante a través del bosque y luego el zig-zag. Esa visión “montañera clásica” en la que Carlos marcó un excelente ritmo hizo que adelantásemos a muchos corredores, los cuales habían hecho parada más corta en Winfield.

Una vez en la cima de Hope Pass nos crecemos y pensamos que lo peor ya pasó, empezamos el descenso trotando cuando la mayoría de la gente ya no podía hacerlo. Pasamos el avituallamiento de las llamas tras 13h 48min. Volvemos a cruzar el helador río y hacemos la estratégica parada de vuelta en Twin Lakes, milla 60.5, tras 15h 40 min y con las últimas horas de sol, pensando que a partir de ahora será de noche, hará frío, y ya no tenemos más cambios de ropa hasta Fish Hatchery. Así que volvemos a calzarnos las NB Leadville, nos ponemos manga larga, nos ponemos el frontal,  y decidimos seguir con los bastones ya que la ayuda es imprescindible incluso para correr en los llanos.

 En Twin Lakes, tras 15h 40min

Estamos tranquilos, los peores momentos ya pasaron y psicológicamente jamás decaímos. Me sorprende la dureza mental de Carlos, que tuvo un año bastante duro con un hijo recién nacido y un trabajo exigente y no pudo entrenar lo mismo que yo. Pensé que lo iba a pasar peor o incluso a querer dejarlo pero no, y NO en toda la carrera, qué fuerza tenía el tío! De hecho, esta parte entre Twin Lakes y Fish Hatchery trotamos un montón de tiempo cuando la mayoría de la gente no podía. Son más de 100km ya en las piernas y es de noche, se oye a la gente charlar mientras sólo se ve la luz de sus frontales. El ritmo que Carlos impone me ayuda mucho, me hace correr incluso en tramos que no lo hubiese hecho si él no está allí. Impresionante.


Hacemos paradas en los avituallamientos sin duda más largas que la mayoría de corredores americanos, pero a cambio trotamos más en carrera y volvemos a enganchar con ellos o incluso les pasamos. Así iba la cosa muy bien, dosificando las fuerzas, hasta unos kilómetros antes de llegar a Fish Hatchery. Una zona llana de pista y carretera que deberíamos haber corrido pero que se nos hizo imposible. El hombre del mazo llegó de nuevo y decidimos caminar hasta esa parada, milla 76, donde llegamos tras 19h 31min. Al caminar, y con el frío que hacía, llegamos medio tiritando, así que en Fish Hatchery nos sentamos al lado de una de las estufas que tenían y nos tomamos un café calentito. El sueño era otro enemigo que había llegado, y era para quedarse…



Tras el último cambio de ropa y recopilación de fuerzas, sabíamos que “sólo” quedaban 24 millas, unos 40km, con el peligro de que sólo había un avituallamiento en ese tramo que se iba a hacer muy largo y frío, así que cargamos con agua extra y algo más de comida por si acaso. Salimos felices hacia la subida de Powerline (llamada así por el cable de tensión que sigue todo el camino y que se oye en la oscuridad que nos rodeaba) que nos pilló totalmente de sorpresa. Lo vimos muy bonito a la ida sin darnos cuenta de lo que suponía. Por este lado, la subida a Sugarloaf Pass es mucha más dura, mucho más inclinada, y parece no acabarse nunca! No puede ser que nos metan esto después de 125km…No en vano, aquí fue donde el líder destacado con 25 minutos (Max King) se fundió y tuvo que sentarse. El posterior ganador Ian Sharman no daba crédito de verlo en medio de la cuesta descansando, pero tras ofrecerle ayuda continuó hasta la victoria. Max tuvo el pundonor de seguir hasta acabar noveno.

Casi arrastrándonos llegamos a Sugarloaf Pass. El descenso por el otro lado es andando, hay muy pocas fuerzas y es un tramo con mucha piedra suelta perfecta para hacerse un esguince estando con tan pocos reflejos y teniendo tanto sueño. De ahí entramos en el bosque y agonizamos de sueño…no se acaba nunca! Pasan las horas pero no los kilómetros, hasta que por fin alcanzamos May Queen, último avituallamiento en la milla 86.5 y han pasado 23hh 40min desde la salida!

Ahí paramos unos 40 minutos pero nuestra barra de energía se recarga sola pensando lo poco que queda. En ese punto intentamos entrar en calor, ya que hace un frío de la leche. Yo arrastro un dolor de garganta que cogí tan sólo de respirar con tanto frío en las dos noches de carrera. Hablamos un poco con los voluntarios de May Queen que me preguntan si es más duro el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB) o Leadville. Y salimos con la intención de trotar lo más posible. Hasta ahora no habíamos podido pero quedan 13.5 millas sin avituallamiento y caminando puede ser la muerte, así que hay que hacer el último esfuerzo…






Y así es! Carlos pone un ritmo majo de trote a la orilla del lago Turquoise, lo suficiente para ir adelantando más y más corredores. Se hace de día y nos quedan tan sólo 5 millas! El tramo final de camino y carretera se hace muy largo, más de lo esperado, porque además pica hacia arriba y tenemos que caminar, no podemos más.

A 1 km para la meta nos paramos para poner la camiseta personalizada que nos hicimos para la maratón de New York de 2014 con nuestro nombre, debajo “Spain” y debajo las banderas de Asturias y España. Y así entramos en meta. Los dos hermanos-gemelos que la gente reconocía durante toda la carrera estaban acabando iguales…y juntos después de 27 horas y 27 minutos! Impresionante azaña, emocionante…


Ken Chlouber y su eterna compañera de organización, esperan desde la primera edición a todos los corredores, del primer al último, para ponerle su medalla y abrazar a todos, porque todos son héroes. Así, es ella quien nos puso la medalla y nos fundimos Carlos y yo en un abrazo. Épica aventura para recordar toda la vida, inolvidable!!

Luego unas fotos, luego un poco de comida, luego aparece Ken y nos sacamos más fotos con él, y de ahí a casa a descansar un poco antes de la entrega de las hebillas en unas pocas horas.



 Con Ken Chlouber y su compañera en la meta

Finalmente terminamos en la posición 132 y 133 de un total de 340 finalistas, que supusieron el 52% de los corredores que empezaron y, en porcentaje, el más alto de la historia de Leadville LT100!

Impresionante carrera, impresionante mi hermano, inolvidable atmósfera y sensación vividas…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bravo bravo!!!!!! Admiración total a los hermanos-gemelos Prieto!!!!! Un abrazo gigante y enhorabuena!!!

Loren dijo...

Estimado Anónimo, muchísimas gracias por tus amables palabras!! :)