La organización es buena, con una Feria del Corredor el sábado bastante grande, parecida a la de Madrid. La carrera recorre los principales puntos de esta impresionante ciudad: Sale y termina en el Coliseo, pasa por el Vaticano, Fontana di Trevi, Plaza España, etc. Vamos, por todos los lugares importantes.
El paisaje menos bonito está alrededor de la media maratón, que es más o menos el punto más alejado del centro de Roma, pero en contra de lo que se pueda pensar, es una carrera muy llanita, donde lo peor es la vuelta al centro en el tramo final, ya que las calles empedradas te hacen polvo las plantas de los pies, pero el calor del público gritando "Bravi!" y "Brave!" lo suple.
La temperatura fue de unos 23ºC, quizá un poco alta para febrero, pero se puede llevar hidratándose bien. Es curioso el afán de los italianos por los avituallamientos, donde los empujones están a la orden del día, más que en otras carreras.
Al final fueron 3h 51min de sufrimiento y placer a la vez, y de esas carreras inolvidables donde ves que viene más gente internacional que a otras carreras, intentando completar el recorrido donde el mítico Abebe Bikila ganó la maratón de los Juegos Olímpicos de 1960 descalzo.
