La gran carrera de 2016, tras ser afortunado en la lotería que hay para conseguir plaza junto a mi hermano Carlos, fue la mítica y legendaria Leadville LT100.
La preparación durante 2016 fue muy aceptable, con buenos tiempos en cuatro ultras (Bel Monte Endurance Race 50 miles, Ultra Trail de Barcelona 100K, Gran Trail de Courmayeur 90K y Süntel Trail 50K), y una lesión grave que me tuvo parado todo el mes de mayo.
El viaje lo preparamos con tiempo ya que es muy difícil encontrar alojamiento, finalmente Carlos y yo nos alojamos en una habitación en casa de una familia lugareña a través de Airbnb. Nuestros vuelos llegaban a Denver y desde allí alquilamos un coche para llegar a Leadville.
Durante los
días de aclimatación ya en Leadville preparamos una crónica pre-carrera para “Carreras
de Montaña”, aquí el enlace a la crónica, donde describimos un poco las
sensaciones y lo que nos espera.
Han pasado 5
dias en Leadville y parece que nos hemos acostumbrado a la altitud, al menos no
tenemos dolor de cabeza. Además hemos hecho 4 días antes de la carrera, y como excursión de montaña, la subida de Twin
Lakes a Hope Pass para reconocer el terreno y ayudar a aclimatarnos. También
otra excursión por el Colorado Trail donde estuvimos varias horas a 3500m sin
mayores problemas.
Carlos y Lorenzo en Hope Pass summit, 4 días antes de la carrera LT100
Eso sí,
cuando salimos a trotar un par de veces por Leadville, notamos que nuestro
ritmo "cómodo" es ahora más lento, estamos más agitados. Esto nos
avisa de lo que pasará en carrera. Hay que correr con cabeza.
El viernes
19 asistimos al briefing obligatorio donde Ken Chlouber (el fundador de la carrera) y su equipo nos
actualizan con la previsión del tiempo, nos avisan de los peligros médicos de
la carrera y Ken nos arenga con sus frases famosas y nos hace levantarnos del asiento para
hacer una promesa: "I commit! I won´t quit!".
Carlos y Lorenzo en la recogida de dorsales con Tim Olson, recordman de la Western States Endurance Run
Por la tarde
llevamos al punto de recogida las bolsas con nuestro material de apoyo que encontraremos en los
avituallamientos que hemos decidido en nuestra estrategia. En este caso, una en
Fish Hatchery (milla 24 y 76), otra en Twin Lakes (milla 39.5 y 60.5), y por si
acaso, una bolsa con unos pocos articulos en Winfield (milla 50), mitad de carrera.
Llega el
sábado, el despertador suena a las 2am. Los nervios no permiten dormir mucho de
todas formas. Todo preparado. Atrás quedan esos largos entrenamientos. Esa colaboración en casa, sin el apoyo de nuestras mujeres sería imposible llegar aquí. Esas
lesiones, esos masajes recuperadores, esos tratamientos mágicos en la Clínica Fisiolab, nuestro gran aliado en los problemas físicos, sin duda un acierto si vives en Madrid. Tras desayunar vamos andando a la salida en el centro de Leadville junto con
otros dos corredores que se alojan donde nosotros y con quien hicimos amistad.
Hace frío, 3 grados. Un montón de frontales alumbran mientras la gente intenta
no estar quieta. Dan las 4am, pistoletazo y empieza la carrera!
Carlos y Lorenzo con nuestros compañeros de alojamiento y aventura, Stephan y Casey, antes de la salida
Intentamos coger
nuestro ritmo, hay mucha gente y la falta de oxígeno agita nuestra respiración.
Nos lleva unos kilómetros encontrarnos cómodos. Afortunadamente el terreno no
es muy exigente. Es carretera y, en general, tiende hacia abajo. Además el
ambiente nos impulsa. Le digo a mi hermano Carlos que afloje un poco, no porque
no podamos ir a ese ritmo cómodamente, sino porque hay que reservar fuerzas.
Entramos en
un camino estrecho que bordea el lago Turquoise, la temperatura aun baja más y
pasan más de dos horas hasta que empieza a amanecer. Ese tramo lo hacemos con
frontal y hay que tener mucho cuidado con las raíces de los árboles para no
retorcerse un tobillo.
Llegamos al
primer avituallamiento, May Queen Aid Station (milla 13.5), tras 2h 7min . Nos
encontramos bien. Empieza a amanecer y apagamos los frontales. Parece que hace
aún más frío. Rellenamos bidones, comemos algo y continuamos. La salida del
avituallamiento es especial, Carlos me dice que se emociona y todo, sólo los
yanquis viven estas cosas de esa manera…con todo el frío y el madrugón (aún
menos de las 7a.m.) la gente se sienta a ambos lados del camino, incluso con tiendas de
campaña, toman su café caliente envueltos en mantas y no paran de animar a los
corredores, pancartas incluídas. Me recuerda a un ascenso mítico del Tour de
Francia. Sólo con eso merece la pena haber venido!
Desde May
Queen empieza una subida larga a Sugar Loaf. Primero un tramo de bosque con
algunos sube-bajas y luego una pista y un camino por donde sube un 4x4.
Habíamos leído tantas cosas de la dureza de la subida a Sugar Loaf que
estábamos con miedo, pero la verdad que no resultó para tanto. Ya sea porque aún
había fuerzas en esa parte, o porque las durezas de las carreras en América son
distintas a las europeas, pero fue agradable. También es verdad que fuimos
andando la mayor parte, incluso cuando en una carrera más corta, es una subida
poco técnica y tendida que invita claramente a correr.
Desde Sugar
Loaf Pass (11071ft, milla 18), empieza la famosa bajada de Powerline (el tendido eléctrico). Sale en
los vídeos y las típicas fotos de la carrera así que nos paramos a hacer una
foto y un vídeo. Nos encontramos bien y viviendo cada momento a tope, es
increíble estar en las Montañas Rocosas y en la famosa carrera de Leadville!
Llegamos a
Fish Hatchery (milla 24 o Km 40) tras 4h 25min, primer avituallamiento grande
donde habíamos dejado una bolsa con ropa, así que nos cambiamos la camiseta, nos
secamos, comemos, disfrutamos el ambiente de los espectadores/fans, y seguimos
en marcha. A partir de este momento los espectadores, que muchos son familiares
y se repiten en cada punto, nos identifican como “los gemelos”, y así quedará
ya hasta final de carrera. Aparte de nuestro parecido, vestimos una buena parte
de la carrera con la misma ropa, con lo que era fácil identificarnos.
Salimos de
Fish Hatchery motivados. El ritmo es muy bueno. Se van notando los Km en las
piernas tras varias horas, pero el ambiente nos lanza. A partir de ahí hay una
zona de llaneo, tanto por carretera como camino, donde la gente que puede trota (como nosotros),
pero otros ya andan más que corren. Vamos adelantando gente y hablando de
nuestras cosas y se pasan los Kms. Nos adentramos en zona boscosa. Una pequeña
subida y a llanear por una cómoda pista. Hay que aprovechar a correr lo que
podamos, eso marcará la diferencia entre llegar a tiempo o pasarlo mal.
Llegamos al
avituallamiento de Half Pipe (milla 31) tras 5h 26min, repostaje de comida y
bebida. Ahí ya tenemos la cabeza en la importantísima parada de Twin Lakes, ya
casi lo tenemos! Pero antes toca una subida por el bosque un poco más larga de
lo pensábamos, quizá eran las ganas de llegar. Sufrimos un poco y nos juntamos
a un grupito de gente. La bajada a Twin Lakes desde el mini-avituallamiento de
Mont Elbert (milla 36.5) es bastante vertiginosa, un camino estrecho con raíces
que saltamos estando en pelotón, lo que ayuda para mantener un ritmo. Ya vemos la
siguiente parada! Antes nos saludamos con Ramón Sánchez, el otro español que
corría este año 2016 en Leadville. Venía recuperándose de unos calambres
anteriores y, a la larga, se confirmaría la recuperación con un gran tramo para él entre Twin
Lakes, Winfield y vuelta.
En Twin
Lakes (milla 39,5), donde llegamos tras 7h 17min, Carlos pasa por el botiquín.
Tiene sangre en una herida en los dedos del pie y hay que curarlo si se quiere
acabar esta carrera, no se puede subestimar. En este punto hemos decidido
cambiar las zapatillas. Hasta ahora corrimos con las New Balance 1210 V1/V3
Leadville, idóneas para los tramos corribles que pasamos, pero ahora hay que
cruzar un río, mojarse los pies, y afrontar la subida y bajada (en los dos
sentidos) más dura de la carrera. Queremos dejar las NB Leadville secas y
volver a ponerlas a la vuelta. También cogemos los bastones en ese punto.
Salimos
frescos de allí, de nuevo nos reconoce bastante gente como “los gemelos”. La
subida que afrontamos ahora afortunadamente no nos pillaba de nuevas porque la
hicimos 4 días antes durante el periodo de aclimatación. Fue una decisión muy
acertada. Tras cruzar el helador río empezamos la subida a Hope Pass con un
gracioso cartel del sponsor New Balance que decía “Let the drama for the llama”.
Vamos subiendo tranquilamente, sin
prisa. Esta subida no puede ser de otra manera porque, además del cansancio, tiene
1000m de desnivel y llega hasta 3900m. La falta de oxígeno se nota a medida que
asciendes, te mareas un poco y hay que parar a coger aire. Suena peor de lo que
es, pero es dura, eso seguro.
Paso del río glaciar Lake Creek
Un rato
antes de llegar a la cima está el bendito avituallamiento de Hope Pass
(11836ft, milla 44,5), donde pasamos tras 9h 55min. No tiene muchas cosas, ya
que no es un sitio muy accesible. De hecho, para portar el avituallamiento
utilizan las famosas llamas. Vemos allí 20 llamas o más, y por supuesto nos
sacamos una foto, qué curioso! Recuperamos fuerzas, ya que nos sentíamos muy
débiles tras la subida. Lo suficiente para llegar más enteros a la cima de Hope
Pass (12600ft) y coger con ilusión la tremenda bajada a Winfield. El paisaje al
otro lado de la cima es diferente, más verde, pero igual de impresionante.
Recuerda a los paisajes de las pelis!
Antes de
llegar a las llamas nos cruzamos con el líder de carrera, Max King, muy
destacado. Un joven que, para nuestra sorpresa, acabaría en 9ª posición. 25
minutos más tarde pasaba Ian Sharman, más sonriente y saludando a los mortales
que aún estábamos sufriendo en la subida. Para cuando llegamos a Hope Pass nos
habíamos cruzado con 3 corredores sólo.
El tramo
Hope Pass – Winfield es agónico. Estás destrozado de la paliza de haber subido a Hope Pass y
piensas que es una corta y dulce bajada hasta la milla 50, pero no. La bajada
es un zig-zag muy vertical que deja las rodillas machacadas, y no permite
correr mucho al cruzarse con la mayoría de corredores. Además, una vez
finalizada esa zona empieza un sube-baja por una zona de bosque que pica para
arriba y que acaba de machacarte psicológicamente…donde demonios está Winfield!?
Unas dos horas y pico tardamos en ese tramo.
En Winfield, milla 50
Tras 11h17min
estamos en Winfield, milla 50, con la pila totalmente gastada. Hay que recargarla.
Estamos allí 30 minutos, bastante tiempo comparado con otros corredores, pero
para nosotros lo necesario para afrontar lo que nos queda. En Winfield teníamos
otra mochila con cosas “por si acaso”, y viendo el calor que hizo desde Twin
Lakes, decidimos refrescarnos y cambiar ropa y calcetines.
Salimos de
allí poco a poco tras unas 11h 45min horas desde la salida. Vagamente pienso
que si tardásemos 13h15m a la vuelta haríamos un sub-25 y tendríamos una
hebilla especial, pero los resultados de años anteriores decían que íbamos con poco
margen para esa hazaña.
Saliendo de Winfield tras 30 minutos, con las pilas recargadas
Esta subida
desde Winfield a Hope Pass nos resulta, sorprendentemente y a pesar de ser más vertical, más llevadera que
por el otro lado, dentro del calvario que vivíamos. Por un lado ya sabíamos lo que había, y
por otro nos la tomamos como una subida de montaña clásica de tantas que
hicimos en los Picos de Europa, a un ritmo lento pero constante a través del
bosque y luego el zig-zag. Esa visión “montañera clásica” en la que Carlos
marcó un excelente ritmo hizo que adelantásemos a muchos corredores, los cuales
habían hecho parada más corta en Winfield.
Una vez en
la cima de Hope Pass nos crecemos y pensamos que lo peor ya pasó, empezamos el
descenso trotando cuando la mayoría de la gente ya no podía hacerlo. Pasamos el
avituallamiento de las llamas tras 13h 48min. Volvemos a cruzar el helador río
y hacemos la estratégica parada de vuelta en Twin Lakes, milla 60.5, tras 15h
40 min y con las últimas horas de sol, pensando que a partir de ahora será de
noche, hará frío, y ya no tenemos más cambios de ropa hasta Fish Hatchery. Así
que volvemos a calzarnos las NB Leadville, nos ponemos manga larga, nos ponemos
el frontal, y decidimos seguir con los
bastones ya que la ayuda es imprescindible incluso para correr en los llanos.
Estamos
tranquilos, los peores momentos ya pasaron y psicológicamente jamás decaímos.
Me sorprende la dureza mental de Carlos, que tuvo un año bastante duro con un
hijo recién nacido y un trabajo exigente y no pudo entrenar lo mismo que yo.
Pensé que lo iba a pasar peor o incluso a querer dejarlo pero no, y NO en toda
la carrera, qué fuerza tenía el tío! De hecho, esta parte entre Twin Lakes y
Fish Hatchery trotamos un montón de tiempo cuando la mayoría de la gente no
podía. Son más de 100km ya en las piernas y es de noche, se oye a la gente
charlar mientras sólo se ve la luz de sus frontales. El ritmo que Carlos impone
me ayuda mucho, me hace correr incluso en tramos que no lo hubiese hecho si él
no está allí. Impresionante.
Hacemos paradas en los avituallamientos sin duda más largas que la mayoría de corredores americanos, pero a cambio trotamos más en carrera y volvemos a enganchar con ellos o incluso les pasamos. Así iba la cosa muy bien, dosificando las fuerzas, hasta unos kilómetros antes de llegar a Fish Hatchery. Una zona llana de pista y carretera que deberíamos haber corrido pero que se nos hizo imposible. El hombre del mazo llegó de nuevo y decidimos caminar hasta esa parada, milla 76, donde llegamos tras 19h 31min. Al caminar, y con el frío que hacía, llegamos medio tiritando, así que en Fish Hatchery nos sentamos al lado de una de las estufas que tenían y nos tomamos un café calentito. El sueño era otro enemigo que había llegado, y era para quedarse…
Tras el
último cambio de ropa y recopilación de fuerzas, sabíamos que “sólo” quedaban
24 millas, unos 40km, con el peligro de que sólo había un avituallamiento en
ese tramo que se iba a hacer muy largo y frío, así que cargamos con agua extra
y algo más de comida por si acaso. Salimos felices hacia la subida de Powerline
(llamada así por el cable de tensión que sigue todo el camino y que se oye en
la oscuridad que nos rodeaba) que nos pilló totalmente de sorpresa. Lo vimos
muy bonito a la ida sin darnos cuenta de lo que suponía. Por este lado, la
subida a Sugarloaf Pass es mucha más dura, mucho más inclinada, y parece no
acabarse nunca! No puede ser que nos metan esto después de 125km…No en vano, aquí fue donde el líder destacado con 25 minutos (Max King) se fundió y tuvo que sentarse. El posterior ganador Ian Sharman no daba crédito de verlo en medio de la cuesta descansando, pero tras ofrecerle ayuda continuó hasta la victoria. Max tuvo el pundonor de seguir hasta acabar noveno.
Casi
arrastrándonos llegamos a Sugarloaf Pass. El descenso por el otro lado es
andando, hay muy pocas fuerzas y es un tramo con mucha piedra suelta perfecta
para hacerse un esguince estando con tan pocos reflejos y teniendo tanto sueño.
De ahí entramos en el bosque y agonizamos de sueño…no se acaba nunca! Pasan las
horas pero no los kilómetros, hasta que por fin alcanzamos May Queen, último
avituallamiento en la milla 86.5 y han pasado 23hh 40min desde la salida!
Ahí paramos
unos 40 minutos pero nuestra barra de energía se recarga sola pensando lo poco
que queda. En ese punto intentamos entrar en calor, ya que hace un frío de la
leche. Yo arrastro un dolor de garganta que cogí tan sólo de respirar con tanto
frío en las dos noches de carrera. Hablamos un poco con los voluntarios de May
Queen que me preguntan si es más duro el Ultra Trail del Mont Blanc (UTMB) o
Leadville. Y salimos con la intención de trotar lo más posible. Hasta ahora no
habíamos podido pero quedan 13.5 millas sin avituallamiento y caminando puede
ser la muerte, así que hay que hacer el último esfuerzo…
Y así es! Carlos pone un ritmo majo de trote a la orilla del lago Turquoise, lo suficiente para ir adelantando más y más corredores. Se hace de día y nos quedan tan sólo 5 millas! El tramo final de camino y carretera se hace muy largo, más de lo esperado, porque además pica hacia arriba y tenemos que caminar, no podemos más.
A 1 km para
la meta nos paramos para poner la camiseta personalizada que nos hicimos para
la maratón de New York de 2014 con nuestro nombre, debajo “Spain” y debajo las
banderas de Asturias y España. Y así entramos en meta. Los dos hermanos-gemelos
que la gente reconocía durante toda la carrera estaban acabando iguales…y
juntos después de 27 horas y 27 minutos! Impresionante azaña, emocionante…
Ken Chlouber
y su eterna compañera de organización, esperan desde la primera edición a todos los corredores, del primer al último, para ponerle su medalla y abrazar a todos, porque todos son héroes. Así, es ella quien nos puso la medalla y nos fundimos Carlos y yo en un abrazo. Épica aventura
para recordar toda la vida, inolvidable!!
Con Ken Chlouber y su compañera en la meta
Finalmente
terminamos en la posición 132 y 133 de un total de 340 finalistas, que
supusieron el 52% de los corredores que empezaron y, en porcentaje, el más alto
de la historia de Leadville LT100!
Impresionante
carrera, impresionante mi hermano, inolvidable atmósfera y sensación vividas…